sábado, 6 de marzo de 2010

La Etica... Adela Cortina


La Etica.
Adela Cortina.
RESUMEN
La ética, según la filosofía tradicional, es definida como la ciencia de los actos humanos, entendiéndose por tales aquellos que son libres morales, es decir, sujetos a moralidad, orientados racionalmente a un fin.
La autora, del III capitulo se refiere a la diversidad de las teorías éticas, agrupándolas en tres fases: desde la antigüedad clásica y el medio evo, hasta la filosofía contemporánea. Entre las teorías éticas se encuentran: La ética de la era del ser, cuyo representante, Sócrates, platón y Aristóteles, buscan todo lo relacionado con el ser de las cosas, el bien, la felicidad, la moral.
Éticas de la era de la conciencia, el sentimiento de Hume, la crítica de la razón práctica escrita por Kant. La ética material de los valores con el utilitarismo; las éticas del movimiento socialista, donde el saber marxista no pretende ser sabiduría moral, sino ciencia de la historia que excluye todo puente de juicio de valor.
Éticas de la era del lenguaje, en la cual Nietzsche desarrolla una “historia natural de la moral”, alejada de las fundamentaciones de la moral.
En el capítulo IV, la autora desarrolla las clasificaciones éticas propuestas por G.R. Moore. Las éticas cognitivistas y No- cognitivistas, donde las cognitivistas conciben el ámbito moral como un ámbito más del conocimiento humano y las No- cognitivistas niegan que se pueda hablar de verdad o falsedad.
Las éticas móviles a éticas de fines, las primeras realizan una investigación empinea de las causas de las acciones; las de fines intentan superar dificultades, conscientes o inconscientemente y para ello no tratan de investigar solo que mueve de hecho al hombre a obrar, sino sobre todo en qué consiste el perfeccionamiento y la plenitud humana.
Las éticas de bienes y de fines, sonde las primeras considerarían que el bien moral consiste en la realización de un fin subjetivo, mientras que en las segundas, el bien moral reside en el cumplimiento de un objetivo independiente del deseo del sujeto.
Las éticas materiales y éticas formales, según Kant las éticas materiales afirmarían que el criterio de moralidad para enjuiciar cuando nos hallamos ante acciones o normas morales puede explicarse mediante enunciados con contenidos, puesto que estas éticas, suponen que hay un bien, un fin o un valor determinado a la base de la moral, las éticas formales no hacen, pues, depender el bien moral de un contenido sino de la forma de mas mandatos.
Éticas sustancialistas y procedimentales, las primeras afirman que es imposible hablar de la corrección de normas sino es sobre el trasfondo de alguna concepción compartida de la vida buena. Las procedimentales, herederas del formalismo Kantiano pero sustituyen algunas de las piezas más vulnerables de este, como la insistencia en la conciencia individual por nuevos elementos teóricos que pudieran salvar los principales escollos a los que tuvo que enfrentarse históricamente la ética de Kant.
Finalmente las éticas teleológicas y deontológicas, las éticas de la intención y la responsabilidad y las éticas de máximo y de mínimos. Cada una de las vertientes constituye, pues, una vertiente del fenómeno total de la moralidad.

IDEAS PRINCIPALES POR CAPITULOS
La diversidad de las teorías éticas las cuales han sido agrupadas en tres conjuntos, que corresponden a tres grandes fases de la historia de la filosofía.
Éticas de la era del “SER”, los primeros filósofos de la antigua Grecia se preguntaron ante todo, por el ser de las cosas, por su verdadera realidad. Muchos de ellos no tardaron en preguntarse en qué consistía la verdadera virtud del hombre y la verdadera noción de lo bueno.
Sócrates: Las primeras reflexiones filosóficas sobre cuestiones morales se encuentran entre los sofistas y Sócrates (Siglo V a C). En cuanto a los sofistas se tenían a sí mismos por maestros de la virtud, concretamente “la virtud política” alardeaban de saber cómo educar a los jóvenes para que llegaran a ser “buenos ciudadanos” y al mismo tiempo negaban la posibilidad de alcanzar criterios seguros para saber en qué consiste la buena ciudadanía. Frente a ellos, Sócrates representa en la historia de la filosofía en intento de establecer criterios racionales para distinguir la verdadera virtud de la mera apariencia de la virtud.
Entre los aportes que se le atribuyen tenemos:
La excelencia humana se muestra ante todo en la actitud de búsqueda del verdadero bien, puesto que solo quien llega a conocer dicho bien puede ponerlo en práctica.
Dado que la verdad sobre el bien humano es una meta que continuamente hemos de estar persiguiendo, cabe preguntarse si acaso no será ilusorio creer que la alcanzamos en cada momento. La respuesta de Sócrates es que la verdad habita en el fondo de nosotros mismos y que podemos llegar a ella mediante la introspección y el dialogo. Su lema fue “Conócete a ti mismo”.
A pesar de toda verdad encontrada mediante el método mayentico es provisional, revisable, nunca fijada dogmáticamente, constituye sin embargo un hallazgo cuya validez sobrepasa las fronteras en la propia comunidad en la que vive.
El objetivo último de la búsqueda de la verdad no es la mera satisfacción de la curiosidad, sino de la asimilación de los conocimientos necesarios para obrar bien, y de este modo poder alcanzar la excelencia humana, o lo que es lo mismo: La sabiduría, o también: LA felicidad o vida buena.
Platón: en diversos pasajes de los diálogos platónicos se pueden encontrar extensas reflexiones sobre la mayor parte de los conceptos morales, pero siempre bajo la influencia de un planteamiento heredado del maestro Sócrates, quien afirma que los humanos solo podemos ser felices en el seno de una comunidad bien organizada. Por su parte Platón propone un modelo ideal, una utopía, sin diseño utópico que expone en la república y que es al mismo tiempo una representación del alma humana. Platón sostiene que el estado está conformado por tres estamentos:
Los gobernantes que tienen la función de administrar, vigilar y organizar la sociedad, estos se caracterizan por la prudencia, entendida como la sabiduría que se aplica para alcanzar el bien general de la ciudad. En estos gobernantes se distinguen una especie o dimensión racional, que es el elemento superior más excelso, dotado de realidad autónoma y de vida propia, es el componente inteligente con el que el hombre conoce, y que se caracteriza por su capacidad de razonamiento.
Los guardianes o defensores, cuya misión es defender la ciudad, su característica es el valor, como firmeza en la defensa de la ciudad y en el cumplimiento de las órdenes de los gobernantes. Su especie o dimensión es irascible, la sede de la decisión y de coraje, fenómenos donde predomina nuestra voluntad.
Los productores se caracterizan por la moderación o templanza como autocontrol y armonía en el sometimiento voluntario a la autoridad de los gobernantes para que se realice un desarrollo ordenado de la producción económica. La dimensión de los productores es el apetito, también llamado “parte concupiscible” que se refiere a los deseos, pasiones e instintos.
Aristóteles fue el primer filosofo que elaboro tratados sistemáticos de ética, siendo el más influyente, La ética de Nicomaco, en donde plantea nuestro autor la cuestión que, desde su punto de vista, constituye la clave de toda investigación ética: ¿Cuál es el fin último de todas las actividades humanas?, a su juicio ese fin no puede ser otro que la eudaimonia, la vida buena, la vida feliz; así mismo, la experiencia del asombro, de maravillarse ante los fenómenos circundantes y ante nuestro propio ser, supone uno de los mayores alicientes de nuestra vida, al tiempo que nos proporciona un gozo continuo, para Aristóteles, este, es el fin último de nuestra vida, el más capaz de satisfacer nuestras expectativas de felicidad
La ética aristotélica afirma que hay moral porque los seres humanos buscan inevitablemente la felicidad, la dicha, y para alcanzar plenamente este objetivo necesitan de las orientaciones morales.
Ética del periodo Helenístico.
Epicureísmo, es una ética hedonista, esto es, una explicación de la moral en términos de búsqueda de la felicidad entendida como placer, como satisfacción de carácter sensible. Epicuro (341 - 270), sostiene que, si lo que mueve nuestra conducta es la búsqueda del placer, será sabio quien sea capaz de calcular correctamente que actividades nos proporcionan mayor placer y menos dolor, es decir, quienes consigan conducir su vida calculando la intensidad y duración de los placeres, disfrutando de los que tienen menos consecuencias dolorosas t repartiéndolos con medida a los largo de la existencia. Por tanto son dos las condiciones que hacen posible la verdadera sabiduría y la autentica felicidad: El placer y el entendimiento calculador.
Para Epicuro, ni banquetes ni juergas constantes dan la felicidad, sino el sobrio calculo que investiga las causas de toda elección o rechazo y extirpa las falsas opiniones de las que procede la gran pertubacion que se apodera del alma. Es evidente que Epicuro se distancia de un cierto “Hedonismo ingenuo” para proponer como ideal de felicidad el goce moderado y sosegado de los placeres naturales, vinculados a las verdaderas necesidades del cuerpo y el alma.
Estorcismo, su fundador fue Zenón de citio, quien abrió una escuela en Atenas en el 306 a j.c, a partir de allí se extendió su doctrina y fue apoyado por varios filósofos. La propuesta ética de los estoicos puede formularse así: EL sabio ideal es aquel que conociendo que toda felicidad exterior depende del destino, intenta asegurarse la paz interior, consiguiendo la insensibilidad ante el sufrimiento y ante las opiniones de los demás. La imperturbabilidad es, por tanto, el único camino que nos conduce a la felicidad. Con ello se empieza a distinguir entre dos mundos o ámbitos: El de la libertad interior, que depende de nosotros y el mundo exterior, que queda fuera de nuestras posibilidades de acción y modificación.
Las éticas medievales
Agustín de Tagaste, a su juicio la felicidad solo puede encontrarse en el encuentro amoroso con el Dios padre que Jesucristo anuncio en su evangelio; porque la felicidad es una cuestión de amar, de gozar la relación amorosa con otra persona que nos ha creado libres y que nos invita a aceptar su amistad.
Santo Tomas de Aquino, para él la conciencia es la clave de la vida moral cotidiana, puesto que la aplicación de los principios a las diversas situaciones no puede ser mecánica, sino creativa y razonable: al fin y al cabo, nuestra semejanza con Dios también se manifiesta en la creatividad.
Éticas de la era de la conciencia.
El sentimiento moral: Hume trato de refutar el pensamiento racionalista al que acusaba de dogmatico por mantener una concepción de la razón excesivamente idealizada y una culpable ignorancia y con respecto al modo lo relacionado con las posiciones humanas. Hume considera la razón o entendimiento como una facultad exclusivamente cognoscitiva, cuyo ámbito de aplicación termina donde deja de plantearse la cuestión de la verdad o falsedad de los juicios, los cuales a su vez solo pueden referirse, en última instancia, al ámbito de la experiencia sensible. Hume afirma “La razón es y solo debe ser esclava de las pasiones y no puede aspirar a ninguna otra función que la de servir y obedecerlas”. A su juicio los fundamentos de nuestras normas morales y de nuestros juicios valorativos son la utilidad y la simpatía.
Kant, en la conclusión de su crítica de la razón práctica escribió: “Dos cosas llenan el ánimo de admiración y respeto, siempre nuevos y crecientes, cuando con más frecuencia y aplicación se ocupa de ellas la reflexión: El cielo estrellado sobre mi y la ley moral en mi”.
Kant hace referencia a algunos imperativos categóricos que mandan a hacer algo incondicionalmente: “cumple tus promesas”, “Di la verdad”, “Socorre a quien esté en peligro”,… Estos imperativos no son órdenes pero se hallan presentes en la vida cotidiana. La misión de la ética es descubrir los rasgos formales que dichos imperativos han de poseer para que percibamos en ellos la forma de la razón y que, por tanto, son normas morales. Kant propone un procedimiento para saber si una máxima puede considerarse “Ley moral” por lo que hay que preguntarse si reúne los siguientes principios de la razón: Universalidad; referirse a seres que son fines en sí mismos; valer como norma para una legislación universal en un reino de los fines.
Al obedecer imperativos morales, no solo muestra una el respecto que le merecen los demás, sino también el respeto y la estima por uno mismo.
La ética material de los valores. Se aborda a continuación una teoría ética de principios del siglo XX para destacar el contraste que esta, la ética material de los valores ubicada por Max Scheler, propone frente a la ética Kantiana, Max Scheler afirma que además de la razón y la sensibilidad, el espíritu humano está dotado de una “Intuición emocional”, que realiza actos que no son dependientes del pensamiento puro racional ni de la sensibilidad subjetiva, pero que alcanza el estatuto de conocimientos a priori.
Los valores son cualidades dotadas de contenido, independientes tanto de nuestros estados de ánimo subjetivos como de las cosas; estas, son denominadas “bienes” precisamente por ser portadoras de tales cualidades, las cuales precisan de un sujeto dotado de intuición emocional que las capte.
El utilitarismo constituye una forma renovada del hedonismo pero más moderno con un carácter social que aquel carecía. El utilitarismo puede considerarse hedonista porque afirma que lo que mueve a los hombres a obrar es la búsqueda de placer, pero considera que todos tenemos unos sentimientos sociales, entre las que destaca el de la simpatía que nos llevan a caer placer. El fin de la moral es, por tanto, alcanzar la máxima felicidad, es decir, el mayor placer para el mayor número de seres vivos.
Las éticas del movimiento socialista.
Se entiende por “Socialismo”, toda una tradición de pensamiento político que fundamenta sus propuestas de reforma en la prioridad que sus autores otorgan a la realización de ciertos valores morales, particularmente a la justicia social.
Socialismo utópico y anarquismo, a comienzos del siglo XIX, los fundadores del llamado socialismo utópico (Saint – Simón, Owen y Fourier, entre otros), denuncia n la penosa experiencia de abuso a la que se ve sometida la clase obrera en los países en los que se lleva a cabo la revolución industrial. Estos autores apelan a la conciencia moral de todas las personas implicadas y proponen reformas profundas en cuanto a la manera de organizar la economía, la política y la educación. Insisten en la necesidad de abolir o restringir radicalmente, la propiedad privada de los medios de producción.
En la segunda mitad del siglo XIX y principios del XX se sitúan los clásicos del socialismo libertario o anarquismo (Proudhon, Bakunin, Kroporkin, Malatesta, Abad de Satilla,…), para ellos la reflexión ética es ante todo una propuesta de realización de la justicia. Pero esta solo será el resultado de un cambio en profundidad de las personas y de las estructuras sociales con especial atención a la abolición del estado. Afirman que la sociedad justa ha de desterrar para siempre todo tipo de opresión. Identificar la justicia con un modelo de sociedad solidario, autogestionario y federalista.
Marx y el Marxismo, este no intento hacer una ética, sin embargo, el mejor legado de la filosofía marxista tal vez consista en constituir una provocación moral en pro de la justicia y de la construcción de una utopía en la que todos los seres humanos lleguen a sentirse libres de dominación. El saber marxista no pretende ser sabiduría moral, sino ciencia de la historia que excluye toda suerte de juicios de valor. La ética del marxismo coincide, pues, con las restantes éticas dominantes, en nuestro momento histórico en ser normativo, en buscar la satisfacción de los intereses sociales, en identificar los intereses morales.
Éticas de la era del lenguaje
Nietzsche: El método genealógico aplicado a los conceptos morales, este autor cree que su propio enfoque permitiría tener otra visión más amplia de los “Hechos morales” y de los auténticos problemas de la moral, que solo surgen cuando se pueden comparar “muchas morales”. El problema básico es, pues, para Nietzsche, el del valor y las transvaloraciones.
Ahora bien, la moral de Europa es en definitiva la socrática y judeo cristiana que es una moral de esclavos, alimentada por un instinto de rebaño de pobres, sufrientes, mediocres frente a los independientes excepcionales.
Ruptura de la teleología. Nietzsche se aleja de los modelos anteriores de filosofía práctica en la medida en que se opone a toda interpretación teleológica de la actividad práctica humana.
Con respecto al capítulo IV, trata de las clasificaciones éticas.
Descripción o preinscripción como fundamento clasificatorio. Durante algunas décadas recientes ha estado muy extendida la disyunción entre éticas normativas y éticas descriptivas, en la descriptiva algunos filósofos morales has descrito el modo como la gente se comporta, de hecho en asuntos morales, mientras que en la normativa describen el modo en que la gente debe comportarse. En este sentido distinguía J. Hierro entre (a) La ética descriptiva, que considera la moral como un fenómeno a describir y explicar (b) La ética normativa, que considera lo moral como un contenido a recomendar.
Éticas naturalistas y NO naturalistas, esta clasificación fue propuesta por G.E. Moore en su afán por mostrar que lo moral no puede ser identificado con ninguno de los fenómenos naturales que afectan a la vida humana, de allí, que las éticas naturalistas son las que reducen lo moral a lo placentero, o a lo que desean las personas, o a lo que proporciona felicidad.
En tanto que las éticas NO naturalistas son las que tienen lo moral como un ámbito autónomo y, por tanto, irreductible a otros fenómenos.
Éticas cognitivistas y NO – cognitivistas
Las éticas cognitivistas son aquellas que conciben el ámbito moral como un ámbito más del conocimiento humano, cuyos enunciados pueden ser verdaderos o falsedad en este terreno y, en consecuencia, las que conciben la moralidad como algo ajeno al conocimiento.
Éticas de móviles y éticas de fines
Estas éticas coinciden en considerar la naturaleza humana como pautas de la conducta, pero acceden a tal naturaleza desde diferentes métodos y la entienden, por tanto, de modo diverso.
La ética de móviles realiza una investigación empírica de las causas de las acciones. Pretende descubrir cuáles son los móviles que determinan fácticamente la conducta humana. El bien o fin moral consistirá es satisfacer estas aspiraciones fácticas, que una investigación psicológica pueda descubrir. Dentro de las éticas de móviles cabria considerar como paradigmáticas al epicureísmo, a una parte de la sofista, y a las distintas versiones del hedonismo, muy especialmente la versión utilitarista.
Las éticas de fines no investigan solo que mueve de hecho al hombre a obrar, sino en qué consisten el perfeccionamiento y la plenitud humana, porque en ello radica el bien de todo hombre.
Ética de bienes y de fines
Las de bienes considerarían que el bien moral consiste en la realización de un bien subjetivo, es decir, en la obtención de un bien deseado; para las éticas de fines el bien moral reside en el cumplimiento de un objetivo independiente del deseo del sujeto. Tal objetivo puede consistir en la perfección del individuo o en la perfección progresiva de la sociedad.
Éticas materiales y éticas formales
Según Kant, las éticas materiales afirmarían que el criterio de moralidad para enjuiciar cuando nos hallamos ante acciones o normas morales puede explicitarse mediante enunciados con contenidos, puesto que estas éticas suponen que hay un bien, un fin o un valor determinado a la base de la moral. Lo primero que una ética de este tipo debe emprender es la tarea de descubrir el bien, fin o valor supremo, definiéndolos en su contenido. Por tanto, las éticas materiales se ven obligadas a estar subordinadas a distintas de la propia ética.
Las éticas formales no hacen depender el bien moral de un contenido, sino de la forma de unos mandatos. Aquellas normas que revistan una determinada forma son las que deben ser realizadas porque tienen la forma de la razón. La contraposición entre ética material y ética formal, trabajada por Kant en la fundamentación y en la crítica de la razón práctica recibe hoy un nuevo empuje con los estudios de Piaget y Frohberg acerca del desarrollo del juicio moral. Reviviendo el formalismo Kantiano, Piaget y Frohberg se ocupan del desarrollo de las estructuras morales, que es lo permanente en los distintos individuos y culturas.
Éticas sustancialistas y procedimentales
Las éticas procedimentales se consideran como herederas del formalismo Kantiano, pero sustituyen algunas piezas más vulnerables de este, como insistencia en la conciencia individual por nuestros elementos teóricos que pudieran salvar los principales escallos a los que tuvo que enfrentarse históricamente la ética de Kant. En las filas procedimentalistas se encuentran éticas como L. Frohberg. K.O Apel y J. Hebermas, quienes insisten en que la ética no tiene como tarea la recomendación de contenidos morales concretos, sino más bien el descubrimiento de los procedimientos que permitan legitimar (y deslegitimar) normas procedentes de la vida cotidiana. El procedimiento buscado a de expresar la racionalidad practica en el sentido Kantiano, es decir, el punto de vista de una voluntad racional como lo que todos podrían querer.
Las éticas sustancialistas afirman que es imposible hablar de la correcion de normas si no es sobre el trasfondo de alguna concepción compartida de la vida buena. Frente a los procedimentalistas, los éticos sustancialistas tanto neoaristotelicos como neohegelianos, coinciden en concebir lo moral como un ámbito en el que lo principal, no es el discurso sobre las normas justas, sino el de los fines, los bienes y las virtudes comunitariamente vividas en un contexto vital concreto.
En términos generales, las éticas sustancialistas, son las que defienda los miembros del movimiento filosófico “comunitarita”
Éticas teleológicas y Deontológicas.
Siguiendo a Toroad, se entendería por teoría teleológica aquella para la que la corrección o incorrección de las acciones esta siempre determinada por su tendencia a producir ciertas consecuencias que son intrínsecamente buenas o malas. La teoría deontológica consideraría que una acción será siempre correcta o incorrecta en tales circunstancias, fueran cuales fueran las consecuencias-
Serian éticas teleológicas las que se ocupan en discernir que es el bien no – moral antes de determinar el deber, y considerar como moralmente buena la maximización del bien no – moral, mientras que serian éticas deontológicas las que marcan el ámbito del deber antes de ocuparse del bien, y solo consideran bueno lo adecuado al deber.
Éticas de la intención y éticas de la responsabilidad
La distinción entre las dos éticas tiene su origen en el trabajo de M. Weber “política como vocación”. En esta conferencia pronunciada en 1919, se pregunta Weber por el perfil que debe adoptar el hombre que tenga vocación política. Para él, el político debe gozar de tres cualidades que son: Responsabilidad, pasión y mesura. Precisamente por ello, a la hora de elegir una actitud moral, tiene que tener en cuenta su obligación de responsabilidad.
El ético de la intención funda su acción sobre la convicción del racionalismo cósmico – ético, mientras que el ético de la responsabilidad se apoya en la justificación de los medios por el fin. El principal defecto de la ética de la intensión es el mal no querido como consecuencia de la acción bien intencionada, mientras que el de la ética de responsabilidad es el mal aceptado como medio para un fin bueno.
Éticas de Máximo y éticas de mínimo
Las éticas de máximo o éticas de la felicidad intentan ofrecer ideales de vida buena, en los que el conjunto de bienes de que los hombres pueden gozar se presentan jerarquizadamente como para producir la mayor felicidad posible. Las éticas del mínimo o de la justicia se ocupan únicamente de la dimensión universalizable del fenómeno moral, es decir, de aquellos deberes de justicia que son exigibles a cualquier ser racional y que, en difuntiva, solo componen unas exigencias mínimas.

Comentar las ideas que la autora tiene de la ética, su evolución y estado actual.
Para la autora, cada teoría ética ofrece una determinada visión del fenómeno de la moralidad. Para ella no es posible hablar de moral prescindiendo de los valores, bienes, deberes, conciencia, felicidad, fines de la conducta, libertad, virtudes,… Para ella todas las teorías son sumamente útiles para llegar a entender la moralidad pues, aunque son muchos los autores y diversas teorías, todas están relacionadas ya que llevan un mismo fin, dar a conocer todo lo referente a la moral.
La autora agrupa todas las teorías éticas en tres fases, en donde la primera abarca la antigüedad clásica y el Medioevo, en la segunda fase que abarca el periodo conocido como “la filosofía moderna”, desde descartes hasta principios del siglo XX y la teoría fase agrupa a las éticas que se han hecho eco del giro lingüístico, propio de la filosofía contemporánea, es decir, aquellas que toman como punto de arranque filosófico la existencia del lenguaje y de la argumentación como fenómenos que muestran una exigencia de sentido.
La autora expone las teorías éticas desde que surgieron la filosofía occidental, la cultura de occidente nacida entre los griegos antiguos, sumándose luego a estos el elemento latino más tarde con la expansión del cristianismo, nuestro componente grecolatino se enriqueció con el aporte oriental de la sabiduría hebrea.
Es evidente que la historia ética ha venido recogiendo una gran diversidad de teorías y aunque muchas de ellas con traspuestas, según la autora no debemos tener la ilusión de que cualquiera de ellas puede ser válida para nosotros los seres humanos de finales de siglo XX y principios del siglo XXI ni tampoco la desesperanza inferencia de que ningunos de ellas puede aportar nada a la resolución de nuestros problemas.
Para ella, lo ideal sería que los éticos actuales deberían ocuparse de perfilar nuevas teorías éticas que podamos considerar a la altura de nuestro tiempo, y para ello puede ser útil, indudablemente, conocer el contenido de las principales éticas del pasado.
Exponer la importancia que tienen las ideas de la autora para su formación personal y futura profesión docente.
Es indudable que todos los seres humanos tenemos que regirnos por leyes y normas que debemos acatar ya que de no ser así, cada quien andaría por el camino equivocado y el mundo sería un completo desastre.
Es por ello que para nuestra formación personal, es importante conocer, si no todas las teorías éticas, al menos una gran parte de ellas, ya que en las mismas, sus autores no develan la manera como debemos comportarnos, nos muestran el camino que nos conduce hacia la moral, hacia el bien, la razón, la felicidad.
En este sentido, si no poseemos una buena formación personal, no podemos optar por el camino hacia la profesión docente ya que es esta, nos vamos a convertir en formadores de niños y niñas que son el futuro del país. Es por eso que si no asimilamos el verdadero significado de la ética en nuestra vida cotidiana, como profesionales de la docencia seremos un eminente fracaso.
En la actualidad hay una gran pérdida de valores los cuales es necesario rescatar y la mejor manera de hacer lo es haciendo uso de aplicación de los diferentes conceptos éticos que nos hablan de moral, de razón, responsabilidad, justicia, libertad, entre otros. Los valores no se han perdido, ellos siguen allí, somos nosotros los humanos quienes los hemos echado a un lado, desvalorizándolos casi por completo.

Elaborar y responder preguntas de alto nivel cognitivo ¿porque? ¿Para qué?, importancia. Explique
Hume afirma: la razón es y solo debe ser esclava de las pasiones, y no puede aspirar a ninguna otra función que la de servir y obedecerlas. ¿Está usted de acuerdo? ¿Por qué?, ¿Qué es y qué importancia tiene la razón?, ¿Por qué nos diferencia de los animales?
Si estoy de acuerdo en que la razón sea esclava de las pasiones porque la pasión es una emoción violenta, muchas veces duradera, con manifestaciones que revelan fallas de autocontrol, como ocurre en algunos casos de amor, de odio, de entusiasmo, es aquí donde debe comenzar a actuar la razón, la cual se define como el modo de pensar propio del hombre, según reglas definidas de la lógica.
Considerada como facultad, la razón es la capacidad de establecer entre los hechos o las nociones relaciones necesarias. La razón es importante porque a través de ella, los seres humanos somos capaces de ver nuestros propios errores. Utilizando el razonamiento elaboramos la información de forma lógica con el fin de demostrar un hecho o rebatir ideas-
La razón o el razonamiento nos diferencia de los animales porque el ser humano posee tres entidades: cuerpo, alma y espíritu, siendo este ultimo el que nos da la facultad de pensar y razonar, cosa que los animales no pueden hacer porque solo poseen cuerpo y alma y a diferencia del ser humano actúan por instinto.
En su ejercicio como profesional de la docencia se le presenta un problema de índole moral con algunos de sus estudiantes y le sugieren escoger entre las éticas sustancialistas y procedimentales para ser aplicadas al caso. ¿Cuál de las dos aplicaría y por qué?
Aplicaría las ética procedimentales, porque a través de ellas podemos ponernos en el lugar de otros y porque se pueden llevar a cabo los procesos de diálogo, tomando encuentra que en cada ética de Rawls, el dialogo se lleva a cabo de un modo idealizado en una hipotética posición original en las que las personas morales representativas acuerdan por unanimidad los principios de justicia para estructura básica de la sociedad. Así mismo, seguir la teoría de Frohberg el hombre alcanza la madurez cuando es capaz de interiorizar la asunción ideal, del rol, para lo cual es preciso el conocimiento de los intereses de cada cual a través del dialogo.
En síntesis, el docente debe utilizar primero el dialogo con sentido de justicia, a actuar de manera equitativa y teniendo en consideración que intereses mueven a las partes afectadas para luego proceder a solventar l situación.

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